Nº 5.1 DAR LUZ AL DOLOR / MINARI ARGIA EMAN | Mariano Royo / Pedro Salaberri / Koldo Agarraberes / Ruben Díaz de Corcuera / Nerea de Diego / Fermín Díez de Ulzurrun / Maite Mutuberria / Peio Izcue Basail / Carlos Cánovas / Peru Galbete / Martín Caro / Ángela Moreno / Adolfo Schlosser / Elisa Arteta / Elena Goñi.

 



DAR LUZ AL DOLOR / MINARI ARGIA EMAN

Una exposición sobre duelo, muerte, arte y vida
Doluari, heriotzari, arteari eta bizitzari buruzko erakusketa bat

Palacio del Condestable de Pamplona del 26/11/2021 al 09/01/2022


Nuestra sociedad esquiva la muerte, la oculta, la convierte en ruido cada vez más sordo. ¿Seríamos capaces de hacer lo mismo con la vida? ¿Con el gozo, con la alegría? La negación de la muerte y el dolor es tan absurda como real. Hablamos un poco más de ella, la hemos sentido un poco más cerca, pero sigue siendo de una manera escéptica, fría, lejana. Seguimos mirándola de lado. Pero la muerte forma parte de la vida y el dolor que ella nos causa es algo tan vital, tan real, como el amor o la alegría.

Paradójicamente algo parecido le ha ocurrido al arte. Desde hace ya varias décadas pareciera como si el arte hubiese abandonado a la muerte y como si la muerte hubiese abandonado al arte. El arte está ausente en los rituales contemporáneos alrededor de la muerte y los proyectos artísticos son cada vez más ajenos a ella.

Este proyecto, un encuentro entre arte y duelo, pretende poner la muerte y el dolor en el espacio público, en nuestro día a día. Normalizar y aceptar su presencia. Incluirla, mostrarla, darnos el permiso de caminarla y sentirla a través de la expresión artística.

¿Qué pasaría si entre todas y todos diéramos espacio al dolor?

Tal vez el tránsito del mismo se viviría diferente.

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1. MORIRSE DE IMPROVISO

La muerte siempre llega. Todos los vivos nos vamos a morir. Pero casi nadie está preparado para recibir a la muerte y aceptarla. Así al menos lo vivió Mariano Royo, pintor expresionista y vitalista, allá por los años 80. Al saber de su enfermedad, expresó la noticia en un cuadro que tituló Morirse de improviso, un cuadro del que se ha perdido la pista (puede que algún día aparezca. O no, ya se sabe que el destino es caprichoso). También en aquellos meses pintó Con antenas y El bicho, que representan, no sin cierta ironía, al bicho, a la enfermedad que lo estaba matando. Estos dos cuadros forman parte de la exposición, al igual que Sin título, cuadro hermano a Morirse de improviso y que la familia ha cedido para la exposición.
 
Mariano Royo / Morirse de improviso.

Mariano Royo / El bicho / Oleo sobre lienzo.

Junto a estos tres cuadros encontramos ¿Y Mariano? y Estela para Mariano, obras que Pedro Salaberri, gran amigo de Mariano, pintó respecto a su muerte. Anverso y reverso de la muerte, la muerte propia y la muerte del gran amigo, unidos por un gesto común: el dolor expresado a través del arte.

Pedro Salaberri / Estela para Mariano / Oleo sobre lienzo.
 
 Así lo hizo también Koldo Agarraberes, artista y gran agitador del panorama artístico navarro. En la muestra se exponen las piezas que conforman el cuaderno de dibujo que realizó en 2015 durante su último mes de vida, ingresado en el hospital, con una enfermedad terminal. Se trata de 20 dibujos y collages con el estilo propio del artista, que sus colegas, editores del libro, describen como «fresco, rebosante de energía y buen rollo, a pesar de todo».
Koldo Agarraberes / "Se le veía bastante animado / Dibujo / 2015.

2. LOS RITUALES (O EL SENTIDO DE LO SIMBÓLICO)

En esta sección se muestran tres visiones acerca de los rituales alrededor de la muerte. Dos de carácter más social, las de Fermín Díez de Ulzurrun y Nerea de Diego, y una más personal, vivida en carne propia: el trabajo de Rubén Díaz Corcuera sobre de la muerte de su hija Irene, atropellada en un paso de cebra cerca de su casa.

Rubén realiza su particular ritual en este proyecto que aquí se exhibe. Mandó fabricar una esfera de granito negro de 40 kg de peso, la pintó a la encáustica con pigmento black de Stuart Semple, el negro más negro que ha diseñado el ser humano. La llamó Condensador de Duelo. La esfera cohabitó durante meses con la familia de Rubén. Estuvo rodando por la casa, la fue moviendo de sitio y la fotografió, según sus palabras, «a modo de testigo mudo, inerte, del duelo de mi familia, de nuestra desesperación, de nuestra soledad». Su ubicación final está junto a un roble joven plantado sobre las cenizas de su hija, en un prado propiedad de la familia.

Rubén Díaz de Corcuera / My black void (concensador de duelo)
 
Fermín introduce el componente del ritual cristiano. Un Dios desgastado, en minúsculas, nos plantea la pregunta de si el ritual cristiano nos sigue siendo válido en esta sociedad de la velocidad y el hiperconsumo. El origen de esas desconchadas letras es una incógnita que tal vez el propio artista nos desvele en alguno de los encuentros previstos alrededor de la exposición. 

Fermín Díez de Ulzurrun / dios / Madera policromada / 96 D.D.

Fermín nos muestra también dos crucifijos, dos Cristos arrancados del ataúd de sus abuelos, costumbre habitual en algunos pueblos de España.

Fermín Díez de Ulzurrun / Crucifijos (ajuar familiar) / 104 D.D.

Nerea nos enseña parte de su extenso trabajo alrededor de los rituales acerca de la muerte, en este caso mediante las ofrendas florales que se realizan a los muertos en distintas partes del mundo. A través del ritual presente en todas ellas, se cuestiona las maneras de afrontar la muerte en la contemporaneidad. Reproduce imágenes de restos florales de los cementerios, símbolos que habitan esa compleja relación entre espiritualidad y mundanidad.

Nerea de Diego / El entierro.

3. EL DOLOR

El dolor y algunas de sus manifestaciones: la angustia, la melancolía, la culpa, se contemplan en esta sección de la exposición.

Maite Mutuberria los refleja a través de la ilustración, narrando todos esos sentimientos que ella denominó Enorme suciedad y que le acompañaron en un momento de su vida. Tierra, polvo, cenizas, enormes manchas negras y enormes espacios en blanco se dan cita en esta compilación de ilustraciones recogidas en un conmovedor libro del mismo nombre.

Maite Mutuberria / Enorme Suciedas / Cuadernos de dibujo / 2018.

Peio Izcue Basail parte de un mismo punto, del dolor y la angustia, pero lo representa a través de la fotografía. Restos de la vida cotidiana fotografiados de manera obsesiva durante 45 días consecutivos (posos de café, grasa en la sartén, pelos en el suelo…) conviven con dibujos hechos mientras limpia la vitrocerámica, con autorretratos en la negra pantalla del ordenador.

Peio Izcue Basail / Los días iguales: fotomontaje de 45 fotografías, realizadas durante 45 días consecutivos, de restos o marcas de la vida cotidiana 2019.

Fermín Díez de Ulzurrun, por su parte, nos muestra una corona de espinas hecha con el alambre comercial de una conocida cadena de bricolaje. La culpa cristina y el consumo capitalista se dan la mano en esta sugerente obra.

Fermín Díez de Ulzurrun / Corona de espinas / 98 D.D.

Por último, Carlos Cánovas muestra una vertiente más serena del dolor. En su serie Dolientes plantas, estas sufren «humanamente» el destino que les ha asignado la civilización. Las plantas transmiten un dolor de presencia sombría que conmueve al fotógrafo. El mundo es caótico pero su cámara lo retrata con un poético equilibrio, ese que se detiene en el punto justo donde placer y dolor se confunden, ese donde «lo bello es el comienzo de lo terrible que todavía podemos soportar».


Carlos Cánovas / Dolientes plantas / 1981.


4. EL RECUERDO (O DE LA AUSENCIA DE SIGNIFICADO, AL SIGNIFICADO DE LA AUSENCIA)

El recuerdo del ser querido duele, pero hay un momento de reconciliación, un momento donde podemos seguir viviendo. Un momento donde el recuerdo ya no quema, sino que reconforta, y donde el sobrevivir se convierte en vivir. De la ausencia de significado, al significado de la ausencia

Ángela Moreno recuerda a su madre. En sus últimos años de vida, su madre y ella daban paseos por los jardines de la residencia, cogidas del brazo, recorriendo una y otra vez los mismos senderos. Durante los paseos Ángela recogió hojas de árboles. Esas hojas se presentan en la muestra, rematadas con distintos dibujos hechos a ganchillo. Son réplicas de las labores de su madre. Cuenta Ángela que «cuando me faltó su presencia, hacer crochet me sirvió para que mientras tejía, sintiera la compañía de mi madre».
 
Angela Moreno / S-T / 2019.

Peru Galbete, por su parte, presenta en Uraren oldea unas antiguas diapositivas familiares que han sido modificadas por el agua, en una inundación que las transformó dándoles una atmósfera onírica. El agua es aquí una metáfora del tiempo, que modifica nuestros recuerdos. Al igual que el agua, las fotografías y el tiempo, selectivo y persistente, trasforman nuestros recuerdos continuamente.

Peru Galbete / s/t / 2019.

Elena Goñi exhibe un género que no podía faltar en una sección dedicada al recuerdo, y no es otro que el retrato pictórico. Un sugerente díptico en la que una mujer, poderosa, firme, y a la vez un tanto triste, nos mira fijamente y luego nos da la espalda. Se gira y se dirige hacia un fondo negro, signo contundente y definitivo. Evocación de presencia y presente de una ausencia, que quedan fijadas en una imagen para siempre, para el recuerdo, para la posteridad.

Elena Goñi / Retrato de Paula / Oleo s/lienzo.

La sección se completa con un vídeo realizado con las imágenes y audios proporcionados por decenas de personas en proceso de duelo, a las que se les ha solicitado una imagen y unas palabras de un recuerdo significativo de sus seres queridos muertos. Son las mismas imágenes y audios que se muestran en el patio de Condestable. Decenas de historias se reproducen una tras otra. Decenas de emocionantes historias particulares, que no son sino la misma historia eterna, que es la historia del amor entre los seres humanos.

Goizargi-Maslow Industries / Recuerdo significativo / 2021.

5. LA FRAGILIDAD DE LA VIDA

La muestra acaba con una reflexión acerca de la fragilidad de la vida y de lo vulnerable que es el ser humano. Una reflexión que no es sino una llamada a la vitalidad y al goce de la vida, esa que se puede quebrar en un instante. Porque cuando somos capaces de mirar la muerte, somos capaces de vivir la vida.

Elisa Arteta y Adolfo Schlosser lo hacen metafóricamente. Elisa camina entre vasos de cristal, a punto siempre de quebrarse, a punto siempre ella de perder el equilibrio, pero con una concentrada obstinación en seguir hacia adelante, en seguir creando belleza.

Elisa Arteta / Impermanencia / Performance.

 La obra de Schlosser en un tenso equilibrio, bello, pero también pendiente, literalmente, de un hilo.

Adolfo Schlosser / Tai / 1995, / Cortesía del Ayuntamiento de Pamplona.

Elena Goñi lo hace de manera más concreta y personal. Representa un episodio de su vida en la que su embarazo convivió con una grave enfermedad de su marido, una delgada línea entre la vida y la muerte que, en ocasiones, se muestra más evidente. Vida pujando por ser vida y vida en riesgo, vida pujando por ser muerte. Esa es la condición del ser humano. Celebrémosla mientras sigamos vivos.
Elena Goñi / Autorretrato y Doliente / Oleo s/lienzo.

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1. BAT-BATEAN HILTZEA


Heriotza beti heltzen da. Bizirik gauden guztiok hil eginen gara. Baina ia inor ez dago prest heriotzari harrera egin eta hura onartzeko. Horrela bizi izan zuen, gutxienez, Mariano Royo pintore espresionista eta bitalistak, 80ko hamarkada aldera. Bere gaixotasunaren berri izan zuenean, Bat-batean hiltzea izeneko koadro batean adierazi zuen albistea, eta koadro horren arrastoa galdu egin da (agian egunen batean agertuko da. Edo ez, jakina da patua apetatsua dela). Hilabete horietan ere Antenekin eta Zomorroa margotu zituen, zeinek irudikatzen baitzuten, ironia ukitu batez, zomorroa, Royo hiltzen ari zen gaixotasuna. Bi koadro horiek erakusketaren parte dira, Izenbururik gabe bezala, zeina Bat-batean hiltzea koadroaren anaia baita eta familiak erakusketarako lagatu baitu.

Hiru margolan horiekin batera Eta Mariano? eta Marianorentzako hilarria daude, Marianoren lagun handia zen Pedro Salaberrik margotuak hura hil ondoren. Heriotzaren aurkia eta ifrentzua, norbere heriotzarena eta lagun handiaren heriotzarena, keinu komun batez lotuak: artearen bidez adierazitako mina.

Hala egin zuen ere Koldo Agarraberesek, Nafarroako arte-panoramaren agitatzaile handi eta artistak. 2015ean, bizirik egon zen azken hilabetean, gaitz terminal batek jota, ospitalean egin zuen marrazketa-koadernoa osatzen duten piezak ikusgai daude erakusketan. Artistaren estilo propioa duten 20 marrazki eta collage dira, haren lagunek, liburuaren argitaratzaileek, honela deskribatzen dutena: “freskoa, energiaz eta giro onez gainezka, hala ere”.


2. ERRITUALAK (EDO SINBOLIKOAREN ESANAHIA)

Atal honetan heriotzaren inguruko erritualei buruzko hiru ikuspegi erakusten dira. Horietako bik izaera sozialagoa dute, Fermín Díez de Ulzurrun eta Nerea de Diegorenak, eta beste batek, pertsonalagoa, haragitan bizitakoa: Rubén Díaz Corcuerak bere alaba Ireneren heriotzaren inguruan egindako lana, etxetik gertuko oinezkoen pasabide batean ibilgailu batek harrapatuta hil zena.

Rubének bere erritual partikularra egiten du hemen erakusten den proiektu honetan. Granito beltzezko 40 kg-ko esfera bat egitea agindu zuen, enkaustika moduan margotu zuen Stuart Sempleren black pigmentuarekin, gizakiak diseinatu duen beltzik beltzenarekin. Doluaren kondentsatzailea deitu zion. Esfera hilabetez bizi izan zen Rubénen familiarekin. Etxean barna biraka aritu zuten, tokiz mugituz joan zen eta argazkiak egin zizkion. Egilearen hitzetan “nire familiaren doluaren, gure etsipenaren, gure bakardadearen lekuko isil, bizigabe gisa”. Bere azken kokalekua alabaren errautsen gainean landatutako haritz gazte baten ondoan dago, familiarena den belardi batean.

Ferminek kristau erritualaren osagaia sartzen du. Jainko higatu batek, letra xehez, galdera hau egiten digu: ea kristau erritualak balio digun oraindik ere abiaduraren eta hiperkontsumoaren gizarte honetan. Letra zarpaildu horien jatorria ezezaguna da, eta, beharbada, artistak berak azalduko digu erakusketaren inguruan eginen diren topaketetan. Ferminek bi gurutze ere erakusten dizkigu, bere aitona-amonen hilkutxatik erauzitako bi Kristo, Espainiako herri batzuetan ohikoa den ohitura.

Nereak heriotzari buruzko erritualen inguruan egin duen lan luzearen zati bat erakusten digu, kasu honetan, munduko toki ezberdinetan hildakoei egiten zaizkien lore-eskaintzen bidez. Guztietan presente dagoen erritualaren bidez, garaikidetasunean heriotzari aurre egiteko moduak zalantzan jartzen ditu. Hilerrietako lore-hondarren irudiak erreproduzitzen ditu, espiritualtasunaren eta mundutasunaren arteko harreman konplexu horretan bizi diren sinboloak.


3. MINA

Mina eta bere adierazpen batzuk –larritasuna, malenkonia, errua– erakusketaren atal honetan ikusten dira.

Maite Mutuberriak ilustrazioaren bidez islatzen ditu, berak Itzelezko zikinkeria deitu eta bere bizitzako une batean lagun izan zituen sentimendu horiek guztiak kontatuz. Lurra, hautsa, errautsak, orban beltz itzelak eta zuriune itzelak biltzen ditu izen bera duen liburu hunkigarri honetan jasotako ilustrazioen bilduman.

Peio Izcue Basail puntu beretik abiatzen da, min eta angustiatik, baina argazkilaritzaren bidez irudikatzen du. Eguneroko bizitzaren hondarrak, 45 egunez jarraian modu obsesiboan fotografiatuak (kafe-hondarrak, koipea zartaginean, ileak lurrean...), bitrozeramika garbitzen ari den bitartean egindako marrazkiekin eta ordenagailuko pantaila beltzeko autorretratuekin batera agertzen dira.

Martin Carok angustia adierazten du, ahal bada, modu zuzen eta gordinean, argi eta garbi, espresionismo zuzen eta sendoan, eta, aldi berean, ederrean.

Fermin Diez de Ulzurrunek, bere aldetik, brikolaje kate ezagun baten alanbre komertzialarekin egindako arantzazko koroa bat erakusten digu. Kristau erruak eta kontsumo kapitalistak elkarri ematen diote eskua lan iradokitzaile honetan.

Azkenik, Carlos Cánovasek minaren aurpegi lasaiago bat erakusten du. Landare saminduak sailean, landareek «gizalegez» jasaten dute zibilizazioak egotzi dien patua. Landareek min iluna transmititzen dute, argazkilaria hunkitzen duena. Mundua kaotikoa da, baina bere kamerak oreka poetiko batekin erretratatzen du, plazera eta mina nahasten diren puntu justuan gelditzen den hori, non «ederra oraindik jasan dezakegun izugarriaren hasiera den».


4. OROITZAPENA (EDO ESANAHI FALTATIK, FALTAREN ESANAHIRA)

Maite duzun hura gogoratzeak min ematen du, baina badago adiskidetze une bat, une bat non bizitzen jarraitu dezakegun. Une bat non oroitzapenak jada ez duen erretzen, baizik eta lasaitzen duen, eta non bizirautea bizitzea bihurtzen den. Esanahi faltatik, faltaren esanahira.

Ángela Morenok bere ama gogoratzen du. Bizirik egon zen azken urteetan, amak eta berak paseoak ematen zituzten egoitzako lorategietan barna, besotik helduta, behin eta berriz bide berberetatik igaroz. Paseoetan zehar Ángelak zuhaitzetako hostoak bildu zituen. Hosto horiek aurkezten ditu erakusketan, kakorratz-lanez egindako marrazkien azken ukituarekin. Bere amaren lanen kopiak dira. Ángelak dioenez, «ama faltan izan nuenean, kakorratz-lanak egitea baliogarri gertatu zitzaidan, egiten nuen bitartean ama nirekin zegoela sentitzen nuelako».

Peru Galbetek, bere aldetik, urak aldatu dituen familiako diapositiba zahar batzuk aurkezten ditu Uraren oldean, izan ere, uholde bateko urak giro onirikoa emanez aldatu zituen. Ura hemen denboraren metafora bat da, gure oroitzapenak aldatzen dituena. Urak bezala, argazkiek eta denborak –selektiboa eta iraunkorra– gure oroitzapenak eraldatzen dituzte etengabe.

Elena Goñik oroitzapenari eskainitako atal batean falta ezin zen genero bat erakusten du, erretratu piktorikoa, hain zuzen ere. Diptiko iradokitzaile bat non emakume boteretsu, irmo eta, aldi berean, pixka bat triste batek adi-adi begiratzen gaituen eta gero bizkarra ematen digun. Bira eman eta hondo beltz baterantz abiatzen da, ikur sendoa eta behin-betikoa. Presentziaren oroitzapena eta falta baten oraina, betiko irudi batean finkatuta geratzen direnak, oroimenerako, etorkizunerako.

Dolu prozesuan dauden dozenaka pertsonak emandako irudi eta audioekin egindako bideo batek osatzen du atala, zeinei eskatu baitzaie maite zituzten eta hil diren horien irudi bat eta hitz batzuk oroitzapen esanguratsu bati buruz. Kondestableko patioan ikusgai dauden irudi eta audio berak dira. Bata bestearen atzetik erreproduzitzen diren dozenaka istorio. Dozenaka istorio partikular, betiereko istorio bera baino ez direnak, zeina gizakion arteko maitasun istorioa baita.


5. BIZITZAREN HAUSKORTASUNA

Bizitzaren hauskortasunari eta gizakiaren zaurgarritasunari buruzko gogoeta batekin amaitzen da erakusketa. Gogoeta hori bizitasunerako eta bizitzaz gozatzeko deia baino ez da, une batean hautsi baitaiteke bizitza. Izan ere, heriotzari so egiteko gai garenean, bizitza bizitzeko gai gara.

Elisa Artetak eta Adolfo Schlosser-ek metaforikoki egiten dute. Elisa kristalezko edalontzien gainetik oinez doa, haustear daudenak beti, Elisa bera oreka galtzear beti; baina aurrera egiteko nahi argi kontzentratuarekin, edertasuna sortzen jarraitzeko nahiarekin. Schlosser-en obra oreka tenkatu, ederra da, baina hari batetik zintzilik ere bai, literalki.

Elena Goñik modu zehatz eta pertsonalagoan egiten du. Bere bizitzaren pasadizo bat irudikatzen du: haurdun zela bere senarra larriki gaixo zegoen, bizitzaren eta heriotzaren arteko marra estua, batzuetan, agerikoagoa dena. Bizitza izateko ahalegintzen ari den bizitza eta arriskuan dagoen bizitza, bizitza heriotza izateko ahalegintzen ari dena. Hori da gizakiaren izaera. Elkarrekin ospa dezagun bizirik gauden bitartean.


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