ICEBERG
(Mucho trabajo
/ poco dinero. Poco trabajo / mucho
dinero)
¿Qué
le ocurre a nuestra sociedad para no desear producir nada? ¿Por qué ya no
queremos hacer cosas? ¿Qué es lo que lleva a occidente a querer cambiar un
modelo productivo por un modelo “ferial”? ¿Por qué ya no queremos trabajar?
Esta pregunta que no es
sino la respuesta a esta cuestión, hace de este texto un texto invertido ya que
hemos empezado por el final para terminar en el principio y es que en un
contexto (mercado del arte) en el que el festival y el artificio tienen más relevancia que la
propia verdad, tengo pocas esperanzas en que nadie trabaje más allá de las
primeras líneas de este texto por lo que aprovecho esta última línea de la
primera página para invitaros a leer la segunda página de este texto…
¿Estamos
todas? Bien, sigamos.
Occidente cierra los
ojos y se embarca en unos procesos de deslocalización de sus activos
productivos configurando lo que viene a llamarse Globalización y nosotros tan
tranquilos ya que lo que NO queremos es trabajar. Nos implantan unos modelos en
los que estamos de festival en festival y generan un par de burbujas, la
inmobiliaria-bancaria primero y alguna que ya bautizaremos pero que podemos
llamar provisionalmente “de la distribución” y como resultado de sus pinchazos,
vemos cómo hemos de rebajar nuestras expectativas laborales para competir con
los países emergentes además de mermar la calidad de nuestra alimentación con
tratados y un comercio absolutamente liberalizado. Alemania, Estados Unidos, etc.
y los entes supranacionales orquestan y fomentan estos nuevos modelos en los
que se permite la esclavitud de personas trabajando en regímenes donde ni
siquiera se respetan los derechos humanos, como el chino por poner un ejemplo.
Es del todo
paradójico a la vez de irracional que los sistemas más próximos a disponer de
regímenes “democráticos” como Europa y Estados Unidos promuevan procesos
globales en los países denominados “low cost” para fabricar productos que
finalmente compraremos a costa de sacrificar grandes áreas de libertad y
democracia conseguidas tras siglos de lucha y gracias a los cuales esas
entidades -gobiernos y organismos supranacionales- operan.
¿Cuál es el
papel de las empresas en este cambio de estadio en el tardocapitalismo de
des-democratización de los países llamados occidentales y democráticos? Fácil. Para
la mayoría, adaptarse como en el pasado (como ejemplo las empresas alemanas que
colaboraron y crecieron en el tercer Reich).
Históricamente si la cosa va bien no pasa nada y si va mal tampoco,
siempre ganar.
Hoy en día este
proceso es más beneficioso ya las empresas se cierran o se trasladan y, al
dejar a la población en el paro, tendrá que tragar con todo. La irresponsabilidad
de las compañías que en estos tiempos aprovechan estos entornos para maximizar
beneficios a costa de abocar a los estados a sacrificar las libertades gracias
a las cuales operan, ha terminado de poner en evidencia la perversidad de este capitalismo
de corte neoliberal, mostrándonoslo como la amenaza a las libertades que es en
el fondo.
De lo que la
empresa se ha dado cuenta es de que en realidad ya no le hace falta la
democracia para operar en cuanto a que la escasez de trabajo es una herramienta
de desindilcalización muy poderosa a la vez de una fórmula para la maximización
de beneficio a través de la reducción de los costes de mano de obra directa.
Toda esta operación viene orquestada desde el capital desde mucho antes de la
crisis económica de 2008. Por eso, desde el principio se implantaron medidas
aparentemente contrarias a los principios neoliberales como la renta básica,
creada para evitar el estallido social.
El modelo
chino de democracia se impone: “come y calla”.
Y todo esto es
lo que no vemos o no queremos ver bajo estas puntas de iceberg que se muestran
en este proyecto de Juan Pablo Orduñez (MawatreS) que nos pueden traer, si no
reaccionamos, tiempos muy oscuros.
Nosotros somos los que podemos cambiar las
cosas desde nuestro entorno próximo, en lo cotidiano o en los diferentes
procesos de resistencia en los que podamos colaborar para hacer de nuestra
sociedad una más justa y equitativa.
Fermín Díez de Ulzurrun
DIRECTOR GENERAL